El Templo de la Sibila

El templo es de la mitad del II siglo A.C. No sabemos con exactitud a cuál divinidad fuera dedicado, Tibur o Hércules o Vesta o la Sibila Albunea, la décima Sibila. El templo, construido en parte sobre un murallón artificial que amplió el plan de la acrópolis con un efecto sorprendente y todavía muy sugestivo, es un períptero corintio sobre una tarima muy elegante con las sus dos gargantas revés, de base y de coronamiento.


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Sobre una plataforma en obra cuadrada de toba del mismo perímetro del templo (un rectángulo de m. 15,90 x 9,15) con orientación este-oeste, se levantaba la tarima, en obra cuadrada de travertino, alta m. 1,76 donde una escalinata frontal, completamente perdida, permitía el acceso al templo.

Queda la parte inferior de las dos columnas en fachada (en origen eran cuatro) mientras que sobre las paredes laterales y de fondo en obra cuadrada de travertino hay doce pseudocolomnas adosadas a la celda ellas también estriáis como las enteras que presentan veinte estrías.
Las paredes de la celda fueron decoradas externamente por semicolomnas; queda un único capitel iónico diagonal con ábaco de cm.2, que permite de determinar el orden. El espacio interior fue dividido por un muro transversal en pronaos y celda real. Todas las complexiones fueron estucadas y pintadas.
En el Edad Media el templo fue transformado en iglesia, dedicada a S.Giorgio, y fue uno de los más antiguas sacristías recordado desde el 978, destinada a la asistencia y a la distribución de las limosnas a los pobres. Hasta poco tiempo atrás aún se veían, sobre la pared de fondo, los fragmentos de un fresco representante la parte inferior del Salvador con dos figuras a sus lados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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